Cuando tú estás aquí, pero tu cabeza está allí…
Algo no está funcionando bien si cuando tú estás aquí tu cabeza se ha quedado en la oficina pensando cómo solucionar los problemas que dejaste en el trabajo. ¿No sería mejor recuperar nuestra cabeza y disfrutar del aquí y del ahora?
¿Cómo ayudarán los niños al hombre de la ilustración cuyo cuerpo está aquí, con nosotros, pero su cabeza…¡vete tú a saber dónde está!?
—¡Hola, chicos! Hoy, antes de venir al colegio, les hemos hecho una pregunta muy simple a nuestros padres y nos han dicho que es muy difícil contestarla —dicen Elonga y Elongo al llegar a clase.
—¿Una pregunta?, ¿qué pregunta? —comentan sorprendidos sus amigos.
—Les hemos preguntado por qué siempre tienen prisa.
—¿Y no lo saben?
—Los nuestros no, ¿y los vuestros?
—¡Seguro que los nuestros tampoco porque hacen cosas muy raras! —contestan los niños.
—Sí… ¿pero qué hacen?
—¡Mi madre hoy, mientras desayunaba, hablaba con su jefe con la tostada y untaba su teléfono con mermelada!
—Yo estoy muy preocupado, mirad qué bocadillo me ha preparado mi madre: ¡en lugar de ponerle jamón ha dejado su móvil dentro y ahora no para de sonar… no sé qué hacer con él!
—¿Sabéis qué me ocurrió ayer?… ¡Mi padre, al preparar la cena, en lugar de echar fideos en la sopa, echó una lata de tornillos!
—¿Cenasteis sopa de tornillos? —preguntan Elonga y Elongo.
—No, no, faltó muy poco, pero… ¡menos mal que yo me di cuenta!
Imagina por un instante que tú eres el cocinero de la sopa de tornillos y estás pensando en el día que has pasado en la oficina…
Esta mañana llegaste con la intención de enviar a tu jefe una presentación que te pidió ayer. Has llegado pronto, apenas te has movido de tu mesa y has pasado el día concentrado para organizar los datos y finalizar la presentación. A la hora de la comida fuiste a la máquina y sacaste un sandwich de esos que solo llevan mayonesa con algún que otro tropezón nada fácil de identificar.
Necesitas salir a tu hora porque tienes que comprar un casco de bicicleta y aprovechar la tarde para hacer recados, si se te da bien y consigues finalizar todos los recados tendrás el fin de semana totalmente libre para hacer lo que más te gusta hacer.
Tu jefe te ha preguntado, por lo menos tres veces, qué tal ibas con la presentación y le has contestado que al final de la tarde se la enviabas. Se acerca la hora de salir y a pesar de no haber comido nada ni haberte movido de la silla en todo el día, estás animado porque vas a salir a tu hora. ¡Ya cenarás algo rico e incluso podrás estirar los músculos paseando un poco!
Tu jefe lleva reunido toda la tarde con su jefa así que no parece que vaya a haber interrupciones de última hora, ya has avisado a tus compañeros de que hoy sales a tu hora y a ellos les parece bien, todo parece indicar que vas a conseguirlo…preparas el email, adjuntas el archivo y das a enviar. ¡Lo has conseguido, lo has conseguido…has podido enviar la presentación a tiempo, te sientes feliz y vuelves a respirar con normalidad!
Apagas el ordenador y te despides triunfalmente de tus compañeros con un animoso «hasta mañana chicos» y ellos te contestan con una sonrisa limpia y amplia, anda date prisa y disfruta de la tarde.
Te diriges al ascensor y enfrente ves la escalera de incendios, dudas cómo bajar y finalmente decides esperar al ascensor porque ya está llegando. Al abrirse las puertas de el ascensor sale tu jefe con su jefa, te apartas para dejarlos salir y ya entrando en el ascensor escuchas una voz familiar…
¿Pudiste enviarme la presentación? Sí, la tienes en el buzón del correo -contestas.
No la he visto – comenta tu jefe.
Te la he enviado hace cinco minutos -contestas mientras presionas el botón para impedir que las puertas se cierren.
¿Te vas, verdad? -pregunta tu jefe.
Sí, he quedado con mi hijo, quiero comprarle un casco de bici porque sin casco no le dejamos estrenar la bici que le regalaron hace unos días. ¿Necesitas algo? -preguntas expectante.
¿Podemos revisar la presentación. Te aseguro que no nos llevará más de cinco minutos? -pregunta tu jefe
Dejas de presionar el botón que impide cerrar las puertas y sales del ascensor para dirigirte al despacho de tu jefe…adiós casco, adiós paseo y…¡vaya cachondeo cuándo me vean los compañeros llegar con el jefe!
Finaliza la reunión y mientras recoges tus cosas, e incluso comistrajeas la corteza del sandwich, que es lo único que se salva de la mayonesa, piensas en que algo extraño está pasando en la oficina. Tu jefe es respetuoso y siempre ha sabido organizar el trabajo bien, sabe discernir entre lo urgente y lo importante y no es de los que abusa pidiendo presentación tras presentación. No entiendes qué ha podido pasar porque no hacía falta revisar la presentación ni estar dos horas dando vueltas y vueltas al mismo asunto, además la reunión ha durado 120 minutos y no los cinco que comentó…
¿Qué estará pasando en las oficinas? Esta mañana tus compañeros comentaban que de un tiempo a esta parte se convocan reuniones larguísimas al final del día o se encargan análisis y propuestas que luego no se llevan a cabo. En otras oficinas está pasando lo mismo y hagas lo que hagas, siempre ocurre algo para impedir que puedas salir a tu hora…
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Cuando tú estás aquí, Cuando tú estás aquí, Cuando tú estás aquí…¿dónde está tu cabeza?
Categoría: Noticias
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